jueves, 31 de marzo de 2011

Palabras positivas

Hay muchas cosas que pueden minar la determinación de una persona. A veces algo tan simple como un resfriado te puede quitar las fuerzas para seguir, al menos por un par de días.

Sin embargo, la actitud y el ánimo de una persona puedes hacer caer cualquier cosa que les pongan enfrente. Una persona puede estar enferma, decaída, con problemas, cansada y aún así querrá seguir persiguiendo su meta.

Sin embargo, una crítica puede hacer que pierda gran parte de su fuerza. Una mala palabra dicha en un momento difícil puede hacer que pierdas tu deseo de ganar.

Seguramente lo has vivido. Las críticas de tus padres, de un profesor, de tus amigos… Son solo palabras y no hacen nada, pero como pueden llegar a dolerte.

Si es así, ¿Por qué no decirte palabras positivas? Así como una palabra de descrédito o desprecio te puede hacer sentir mal, lo mismo pueden hacer palabras de aliento, aunque te las digas tú.

Durante ya un buen tiempo se ha estudiado la programación neuroligüística que hace que tu cerebro reaccione a cosas que tú le digas, no solo a lo que él quiere.

¿No está a todo dar? El problema es que muchas de éstas técnicas parecerían de risa. Decirte en el espejo “yo puedo hacerlo” podría parecer de locos pero no cabe duda de que es útil.

Así como te pueden lavar el cerebro en cultos, ideologías y cosas de eso, también te lo puedes auto lavar, si sabes cómo.

Si tus pensamientos y tu actitud son las que decidirán hasta donde llegas, es mejor que las entrenes tanto como a tu cuerpo para cualquier deporte. No solo tendrás más aguante sino que estarás en mayores posibilidades de ganar.

Busca oportunidades, aprende cómo ganar dinero por Internet

miércoles, 30 de marzo de 2011

La conformidad

Pocas cosas detienen más a una persona que estar conforme con lo que tiene. La conformidad es básicamente una cadena al cuello, aunque a veces no lo queramos ver así.

Quién está conforme simplemente deja de luchar. La rutina diaria y el lugar en donde está valen más que cualquier otra cosa, aunque se vea mucho mejor que lo que está en sus manos.

Cuando te conformas es como sentarte en una escalera. Conoces gente y la ves pasar hacia arriba, pero no te da por seguirlos.

Amigos, conocidos y parientes con más ambición van separándose más del conformista, no por decisión propia sino por consecuencia. Quién puedes pagarse algunos lujos y, por ejemplo, ir de vacaciones a una bonita playa, dejará de ver a lo que no puedan pagárselos.

Y conste que no hay nada malo en esto, simplemente son cosas que pasan. En algunos medios, religiones y culturas la ambición se califica como algo muy cercano a “malo”.

El ambicioso es aquel que quiere poseerlo todo y termina siempre mal, no solo sin dinero y propiedades, sino también sin amigos.

Esto es totalmente erróneo. Sí, un ambicioso puede ser una mala persona dispuesta a pasar encima de los demás para lograr lo que quiera, pero también puede ser alguien que gana justamente su lugar.

¿Querer tener más dinero es malo? ¿Querer tener mejores cosas es malo? No lo creo. Si para conseguirlo haces cosas malas, entonces tú eres una mala persona, no tus deseos de tener más o ser mejor.

Conformarse debe ser, siempre, un asunto temporal. Te conformas porque, por el momento, tienes todo lo que necesitas, pero eventualmente verás algo más grande, caro o divertido que perseguir.

Es la naturaleza humana: siempre vemos hacia arriba.

Supongo que algún día llegará la edad en que hay que conformarse. Después de toda una vida de trabajo y de logros, puedes llegar a cansarte y decidas quedarte en tu mismo lugar.

Recordando la historia de la abuela que consiguió su título de médico cuando pasaba de los 80 años, ese tiempo puede no llegar nunca…

martes, 29 de marzo de 2011

¿Por qué siguen cayendo en fraudes?


“El hombre se extravía siempre que, no satisfecho de lo que tiene, busca su felicidad fuera de los límites de lo posible.”

“Fausto”, Goethe

Cuando se trata de dinero, todo mundo ha pensado y soñado, consciente o inconscientemente, con la riqueza rápida e ilimitada.

¿Quién no quisiera vivir las vidas de ensueño que solo podemos ver por televisión? Yates, autos de lujo, exquisita comida y dinero para aventar para arriba.

Y tal vez este sueño es el que hace que muchos, sin pensar en absoluto en las consecuencias o siquiera entender lo que hacen, se avientan a esquemas imposibles de riquezas ilimitadas, que siempre terminan en un engaño.

Hace años, cuando solo el correo y el telégrafo existían, era de esperarse que este tipo de timos prosperaran sin problemas. De aquí a que los demás se enteraran de que había unos estafadores haciendo de las suyas podían pasar meses o años, ya que todo era local.

¿Y ahora? Tenemos las noticias pocos minutos después de que suceden y, en algunos casos, hasta reportes en tiempo real.

Este realmente se ha vuelto en un mundo sin fronteras para la comunicación, donde puedes saber oportunamente casi todo lo que quieras.

Y sin embargo, a pesar de las publicaciones donde se habla de fraudes en pirámides, Ponzis, e Internet, la gente sigue cayendo.

¿Qué tienen en común estos fraudes? Todos tienen ganancias imposibles. Una inversión que te da a ganar del 5% al 20% por día es, realmente, algo totalmente fuera de proporción.

Y sin embargo, hay gente inscrita y promoviéndola, algunos para juntar comisiones y otros porque, sinceramente, creen que están ayudando a los que se están quedando fuera.

¿Es realmente cierto que el hombre es el único animal que se tropieza con la misma piedra? ¿A pesar de nuestro cerebro, nuestro raciocinio y todo lo que hemos aprendido, ¿todavía caemos en las manos de vividores y estafadores?

No sé exactamente que pase por la mente de esas personas. A mí me basta leer un poco de esas triquiñuelas para saber, inmediatamente, que se trata de un fraude. Con tanto que se ha hablado de eso, a todos debería parecerles un fraude.

Y sin embargo, me atacan porque “no entiendo la gran oportunidad”. En fin, cada quién. Si estas en un engaño y no quieres ver, no te preocupes. La realidad te despertará eventualmente.

Lástima que su despertador es un cubetazo de agua fría.

lunes, 28 de marzo de 2011

¿Qué tan libre eres?

Todo hombre se llama a sí mismo "hombre libre". Aún los que son esclavos, como algunos que se casaron mal o que tienen muchas deudas, siguen llamándose hombres libres.

La idea del esclavo encadenado y recibiendo latigazos es muy vieja y es lo que todavía trae a la cabeza cuando alguien menciona esclavitud.

Sin embargo, es increíble la cantidad de gente que elige vivir en servidumbre, a la que por supuesto no llama esclavitud.

Lo peor del asunto es que todo empieza con la decisión de entrar en un sistema en donde tú te esclavizas. Y conste que no me refiero a las teorías de conspiración donde los corporativos quieren dominar el mundo y esclavizar a todos.

Me refiero a las cosas con las que tú conviertes tu vida en una de servidumbre. Televisión de paga, celular (o varios), inscripciones a gimnasios, SPA’s y un montón de cosas que, si lo ves objetivamente, rara vez usas o nunca aprovechas su potencial.

Así que vas trabajando por la vida para pagar todas estas cosas y no puedes quitarlas porque son necesarias y “ya no puedes vivir sin ellas”.

Eso lo vi en una cacería. Salimos a un lugar donde no había señal y por 3 días nadie pudo hablar por teléfono. ¿Qué crees? El mundo no se acabó. La gran mayoría de la gente prácticamente ni se dio cuenta de que nos perdimos 3 días.

Lo mismo ha pasado cuando he dejado de recibir servicios con los que pensé que no podría vivir. Una huracán nos dejó si televisión de paga una semana. Una serie de lluvias nos quitaron el Internet por 2 días.

El mundo siguió girando y nosotros también. Hasta que no ves hasta que punto puedes ser libre de la sociedad en que vives, no puedes tener idea de lo que puedes lograr.

Si puedes vivir sin celular televisión por cable, imagínate hasta donde puedes llegar…

domingo, 27 de marzo de 2011

El artista es un líder

Hace ya un buen tiempo, mientras era estudiante, uno de los maestros de humanidades nos llevó de visita a un museo. En el museo vimos varias obras de arte, algunas bonitas, otras feas y otras realmente raras.

Apreciar el arte es cuestión de gustos, pero hay algo que dijo el guía y que se me quedó grabado: “los que llegan a ser artistas son líderes”.

Una cosa hay que decir: las obras no eran iguales. Independientemente de mi gusto o disgusto por ellas, no puedo decir que hayan sido copiadas una y otra vez.

Los artistas “estudiados” que van a las escuelas de arte, aprenden básicamente las mismas técnicas, colores y materiales. Y sin embargo cada quién le da su propia forma.

De la misma manera, quienes quieren independencia hacen cosas distintas para ser ellos quienes lleven las riendas y no alguien más.

El líder prefiere tomar las cosas en sus manos y, para bien o para mal, enfrentar los obstáculos que se le presenten para llegar a su meta.

Los que no lo son, se contentan con seguir. Prefieren que alguien más tome el riesgo, las decisiones y se lleve lo que sea que hay con tal de llevar las cosas más tranquilas.

¿Qué tipo de persona eres? ¿Prefieres seguir a alguien y estarte quejando o prefieres enfrentar las cosas?

Todos llevamos la semilla de arte dentro. Todos llevamos la semilla del líder. Simplemente no la hemos regado. Por eso un estudiante de arte puede estar copiando obras maestras durante años, hasta que la semilla germina y le da su propia visión del mundo.

De la misma manera, haz germinar tu semilla. Solo tú tienes lo que hace falta.

sábado, 26 de marzo de 2011

Esa caprichosa suerte

Si algo siempre ha querido el ser humano es suerte. La capacidad de manipular eventos al azar y juntarlos para que te favorezcan es un sueño que todo el mundo ha tenido y sigue teniendo.

A lo largo de la historia han salido muchos medios de manipular la suerte, por medio de amuletos, rituales y hasta sacrificios.

Hoy en día, aún con toda la ciencia que hay, mucha gente gasta dinero en conseguir suerte. Así es, amuletos para tener suerte en el amor, en el trabajo, en el casino… parecería que, aún con todo el conocimiento humano que hay, seguimos pensando que la suerte es, realmente, una diosa o algo así.

Supongo que se debe al deseo ferviente de todo ser humano de obtener muchos beneficios sin hacer nada. Ni modo, es nuestra naturaleza ser comodinos. Queremos ganar mucho dinero, tener mucha fama y ser perfectos, pero nadie quiere pagar el precio por lograrlo.

Así que muchos van con “el brujo”, le pagan buen dinero para que les haga un amuleto, ¡para ganar dinero!

Hay que aceptar que ese amuleto sí funcionó para una persona: el brujo.

¿Cuántas personas conoces que sus problemas se solucionaron única y exclusivamente gracias a la suerte? No muchas. De hecho, a lo largo de mi vida puedo contar con los dedos de las manos las personas que he visto obtener dinero o facilidades gracias exclusivamente a un evento al azar.

La suerte la tenemos todos y es simplemente el estar frente a la oportunidad en el momento adecuado. Y lo triste del asunto es que muchos están frente a la oportunidad pero no se animan a tomarla.

Hay riesgos, no tienen tiempo, no tienen dinero… las excusas son muchas pero, al final, la oportunidad la toman otros y son quienes tienen el éxito.

¿Qué dicen los que la dejaron pasar? “Ese tipo tuvo suerte”.

Si la suerte se basa en oportunidades, tú puedes hacer las tuyas propias. Comienza por abrir tus ojos a la oportunidad y no dejarla ir cuando se te presente.

Tal vez entonces comiences a tener “suerte”.

viernes, 25 de marzo de 2011

El paso más difícil

Todo lo que quieras lograr en la vida es básicamente un camino. No importa de qué se trate el final, pero siempre se trata de avanzar hasta llegar a la meta.

Cada meta que te pongas en la vida va a requerir trabajo y perseverancia. Aunque a todos nos gusta pensar que hay cosas que se alcanzan con levantar la mano, la realidad es que son muy pocas y solo se encuentran tras buscar mucho, lo cual, irónicamente, implica trabajo y perseverancia.

Dicen los chinos que un viaje de mil años empieza con un paso. Eso es cierto para todo. Sin embargo, no dicen que ese primer paso es siempre el más difícil.

El que entra a un gimnasio empieza con dolores, cansancio y ganas de mandar todo al diablo. Sin embargo, el simple hecho de ir el primer día hace que de ese primer paso.

Tal vez no aguante y deje de ir. No pasa nada, simplemente ser guapo y tener buen cuerpo no es tan importante. Pero después de unos días dar esos pasos es fácil.

Se anima. Quiere más. La meta ya se ve más cerca, aunque haya dado solo un par de pasos.

Después de dar el primero, los demás se pueden volver hasta rutina. Es ese primer paso el que requiere más energía y más voluntad.

¿Ya diste tu primer paso? ¿Ya estás avanzando hacia tu meta? Es probable que estés como muchos y solo pienses en los grandes beneficios que ese primer paso puede significar, pero no te animas a darlo.

El problema es que el tiempo pasa y no espera a nadie. Ese primer paso se puede ver muy simple pero son la mayoría de las personas las que dicen “mañana”.

No seas una de ellas. Decide de una vez. El mejor día para dar el primer paso es hoy. Mañana no sabes que pasará y dentro de poco ese primer paso será historia.

A fin de cuentas, si la vida se acabará pronto, ¿por qué no intentar de todo? Lo peor que puede pasar es que camines un poco por la dirección equivocada y te regreses.

¿Y luego? Al menos ya sabes algo que no debes hacer. No esperes más. Da ese primer paso hacia tu meta. Lo más seguro es que, avances o no, tengas un sentido de logro en tu vida.

Además, estarás más adelante que la mayoría. ¿No es lo que todos queremos?

jueves, 24 de marzo de 2011

Saliendo de la norma

Una de las cosas que ha impuesto mucho el mundo de hoy es la estandarización. En los estudios, en el trabajo, en los negocios, la norma es precisamente seguir normas.

Estandarizar no tiene nada de malo. Aunque por un lado significa ser igual que los demás, el propósito de la estandarización es que todos sean igual de exitosos.

Aunque la intención es buena, hay cosas que simplemente no funcionan con todas las personas. Cada uno de nosotros es distinto y de cómo utilice sus fortalezas y supla sus debilidades se pueden lograr grandes cosas.

Lo estándar es el trabajo duro. Sin embargo, hay personas que son flojas y precisamente su flojera les hace inventar cosas que les hagan la vida más fácil. No solo logran su objetivo – no trabajar tanto -, sino que además ganan mucho dinero con eso.

Lo estándar es estudiar una carrera y, si es posible, especializarte para ganar más dinero y ser más productivo y necesario. Sin embargo, hay personas que no terminaron de estudiar, pusieron un negocio y son más prósperos, productivos y necesarios que muchos de sus empleados más capaces.

Muchos negocios empiezan mejor con una franquicia. Aunque es más cara, las probabilidades de éxito son mayores, puesto que la franquicia ya pasó por todas las tribulaciones y tiene una serie de normas para evitar problemas.

La ironía del asunto es que las franquicias empezaron con alguien que se salió de la norma. Tal vez no el más inteligente o el más capaz, pero alguien que se detuvo a pensar: “debe haber una manera mejor de hacerlo”.

No está mal que sigas la norma, pero no olvides que el salirse de la norma es lo que te puede dar mejores (o peores) resultados que a los demás.

A fin de cuentas, dicen por ahí, las reglas están para romperse.

miércoles, 23 de marzo de 2011

¿Qué es lo que te detiene?

¿Has logrado todas tus metas? ¿Has avanzado tanto como querías? ¿Has hecho todo lo que tenías en mente?

Es probable que tengas un “no” para alguna de estas preguntas y, dependiendo de qué tanto signifique para ti, ese “no” lo dirás con humor, indiferencia o rencor.

La razón de no avanzar es simple: algo te detiene. Ya sea una puerta cerrada, la falta de conocimiento, un carro averiado… las causas pueden ser muchas.

Sin embargo, ¿te has preguntado realmente que es lo que te detiene?

¿Estudios? ¿Tiempo? ¿Dinero? Más bien, ¿no serán ganas?

Cuando te preguntas a ti, sin que haya nadie cerca, ¿Qué es lo que te detiene? ¿Qué te respondes?

Sería bueno que lo apuntaras. Así podrías ver que lo que te detiene no es otra cosa que tus justificaciones, tus miedos, tus excusas favoritas y la racionalización que haces de todo.

Por ejemplo: “No he aprendido inglés porque no tengo dinero para una buena escuela; si lo tuviera, ya estaría hablándolo”. Suena lógico. Sin embargo, es probable que gastes más en cerveza, amigos, salidas, pareja y demás. Además, hay opciones para aprender inglés por correspondencia, en línea y a todos los precios.

Tal vez no estarías como hablando al 100% pero te aseguro que estarías más cerca de la meta que como estás por una razón tan buena como la anterior.

Como humanos nos pueden detener muchas cosas, a veces justificadamente y a veces no, pero es decisión tuya el quedarte en un solo lugar.

Hay muchas personas con muchos más problemas e infinitamente menos capacidad que tú y que, sin embargo, han logrado más que muchos (incluyéndote).

Empieza por ver que es lo que realmente te detiene. Si lo analizas con cuidado, es probable que, más que circunstancias, enfermedades u otra cosa, el mayor obstáculo para lograr tus sueños seas tú.

martes, 22 de marzo de 2011

La mayoría de la gente no te hará caso

Una de las cosas que se repiten una y otra vez en esta vida es que la mayoría de la gente te ignora. Por supuesto que nadie lo hace abiertamente; normalmente te dicen alguna mentirilla para decir que sí van a ir o a hacer lo que quieres, pero al final, consciente o inconscientemente, nada.

Si se trata de negocios, con más razón. Muchos nunca dicen abiertamente que no, solo que “no en este momento”, o “lo vemos después”.

Para un vendedor esto es el pan de todos los días y son quienes mejor actitud tienen ante esto. No cabe duda que con la práctica te acostumbras a todo.

Sin embargo, quién no sabe cómo lidiar con el rechazo puede llegar a tener problemas y muy serios. Es de esperarse… a nadie le gusta que le digan que no.

El problema es que la vida está llena de negativas y las personas te dirán que no la gran mayoría de las veces. Para salir, para cambiar de peinado, para hacer un negocio o para prestarte dinero, “no” es una palabra que escucharás a menudo.

Por eso es necesario que te acostumbres a ella y que tu actitud no cambie por el rechazo.

Piensa que mientras más “no” recibes más te acercas al “” que esperas. Ni modo, la mayoría de las personas ignorará tus propuestas y terminará haciéndole caso a alguien más.

Está bien. No hay que tomarlo como algo personal. Simplemente tendrás que buscar a alguien más. Aguantar que te ignoren y buscar quién te haga caso.

Es parte de la actitud que necesitas para ganar más dinero, tener un negocio o encontrar un mejor puesto.

Así que el siguiente “no”, recíbelo sin mucho problema. Si te sirve de consuelo, piensa que tú le haces lo mismo a mucha gente, así que solo te están devolviendo el favor.

lunes, 21 de marzo de 2011

Eres lo que haces

Independientemente de lo mucho que digan algunos, las acciones son las que realmente hacen lo que somos.

No importa tu grado de estudios, tu motivación, tu familia, genética ni nada de eso: lo que haces es lo que siempre quedará como tu legado.

Esto lo sabemos instintivamente y hasta lo manejamos en la manera en que contestamos la pregunta “¿A qué te dedicas?”.

No dices “Me dedico a la medicina”, dices “Soy Doctor”. O ingeniero o albañil o vendedor, pero siempre diciendo SOY.

Puedes mentir acerca de lo que eres y salirte con la tuya por un tiempo, pero cualquiera que tenga los ojos abiertos se dará cuenta de que no eres lo que dices ser.

Si quieres ser más, deber hacer más, de una u otra forma. Traer un uniforme, saberte todas las reglas y estadísticas y conocer a los jugadores no te hace, por ejemplo, futbolista.

Muchos de los grandes jugadores comenzaron pateando un balón, incluso descalzos y sin saber nada de torneos, reglas y clubes. Y sin embargo, son ellos los que juegan. Son ellos los que SON futbolistas.

Hay gente que hace cosas buenas aunque no les guste y esas personas son reconocidas como buenas, sin importar de donde vengan. Hay quienes hacen cosas malas, justificándoles con el “bien común”, pero siempre terminan siendo lo que sus acciones dicen.

Muchos lo han dicho con distintas palabras: hablar es barato, las acciones son las que cuentan.

Empieza a hacer lo que quieres ser. Puede que te tome algo de tiempo y práctica pero terminarás por dominarlo y, solo por eso, te convertirás en lo que elegiste.

Si no, bueno, puedes seguir hablando.


domingo, 20 de marzo de 2011

Solo un paso más

En la vida siempre hay cosas que no nos gustan. Ir a trabajar todos los días, levantarse temprano, comer verduras o sacar la basura no son cosas que hacen bailar a la gente de gusto, al menos no a todas.

Conforme vamos creciendo llegamos a un punto en que podemos acomodar las cosas que no nos gustan con las que podemos sí, con un montón de actividades intermedias que no nos afectan.

Dentro de este cúmulo de cosas hay que alcanzar el éxito en lo que sea que queremos lograr.

Al pasar el tiempo puedes ver que hay personas que logran grandes cosas y a veces te preguntas cómo es que para ellos todo funciona.

La respuesta es relativamente simple: dan un paso más.

Si hay que llegar hasta una línea de meta, ellos avanzan más allá. Si hay que subir al piso diez, ellos llegan hasta el once.

Terminan solo un reporte más, solo un producto más, solo una llamada más.

¿Cuántas veces te has quedado a nada de la meta? ¿Cuántas veces has visto que, de haber avanzado solo un poquito más hubieras logrado la diferencia?

Si eres de las personas que solo llegan hasta donde tienen que llegar, éste es el momento de dar ese paso adicional.

No te mates trabajando, no te quedes sin dormir, no dejes todo lo que haces. Solo da un paso más. Uno solo, porque si no te cansas.

Ese paso, por pequeño que sea, siempre te pondrá delante de todos los que no lo den. Y, con el tiempo, te acostumbrarás no solo a dar un paso sino dos y hasta tres.

Con esa dinámica, serás muy difícil de alcanzar, incluso por aquellos que estén dando un paso más.

Llegar al éxito requiere de muchos pasos y, por cada paso adicional que des, llegarás más rápido. Esto no es solo un simple deseo: es matemática simple.

sábado, 19 de marzo de 2011

La derrota empieza en la mente

Hace varios años escuché la historia de un karateka que estaba compitiendo en un torneo internacional. El chico era relativamente desconocido en el ambiente pero había mostrado gran arrojo, conocimiento y habilidad.

Mientras subía rápidamente de categoría para ocupar su lugar como finalista, el entrenador de su probable contrincante, que había sido el campeón el año pasado, fue a conocer a la delegación que iba con él.

Ahí se enteró que, para variar, la delegación no pensaba que fueran a llegar tan algo y no traían ni bandera ni el disco con el himno nacional.

El entrenador fue entonces con el nuevo peleador y le dijo “¿De qué te va a servir ganar? Tu delegación no trae ni bandera…”

Esto pegó en el ánimo del joven peleador tan fuerte que sufrió una dolorosa derrota. Muchos de los que vieron esa pelea se preguntaron cómo había llegado ese joven ahí si no mostraba nada que valiera la pena.

Solo uno un par de meses después, en otro torneo menos importante, el joven peleador se encontró con el campeón y le acomodó una derrota apabullante, que prácticamente no supo qué le pegó.

¿La diferencia? Físicamente ninguna. Sin embargo, el joven, que hacía unos momentos saboreaba el triunfo en un campeonato mundial, se vino abajo al saber que quienes supuestamente lo apoyaban, no le daban ninguna importancia a lo que estaba haciendo.

El joven fue vencido por un entrenador marrullero sin necesidad de un golpe. Antes del combate, estaba derrotado en su mente.

¿Cuántas veces te pasa lo mismo? ¿Cuántas veces ves al peligro a los ojos y te avientas con toda la fe del mundo, mientras que en otras te das por vencido incluso antes de empezar?

En la mayoría de las circunstancias tú eres la misma persona siempre. Tienes las mismas oportunidades y habilidades que tenías ayer y puedes lograr muchas cosas, si es que no dejas que tu mente te venza primero.

Recuerda que lo único que podemos controlar, es lo que pensamos. No pienses en la derrota. Esa déjala para después. A fin de cuentas, si pierdes siempre serás la primera persona en enterarte, así que no le digas a tu mente que vas a perder. Que sea siempre una sorpresa.


viernes, 18 de marzo de 2011

Los héroes de Japón

No hay manera de negar que este mundo está cada vez peor. En todos lados la gente se porta peor, la codicia y hasta la maldad parecen ir de mal en peor y no se ve que cambie esta tendencia.

Sin embargo, hay veces que el ser humano es capaz de actos totalmente desinteresados que me hacen pensar que todavía hay remedio para nuestra especie.

En este caso hablo de los trabajadores de las plantas nucleares en Japón. Como probablemente sabrás, el sismo y tsunami que azotaron el país han causado, entre otras cosas, un desastre nuclear como no había habido desde Chernobil.

A pesar de que pudieron salir corriendo, la gran mayoría de estos técnicos siguen en sus puestos, poniendo en riesgo su vida con tal de salvar a su país y sus compatriotas.

No solo está el riesgo de incendios, derrumbes y explosiones, sino que también está la radiación, que, por cierto, es una forma nada agradable de dejar este planeta.

Este tipo de sacrificio normalmente se asocia con los bomberos, soldados, rescatistas y gente parecida, que sabe que su trabajo es riesgoso y aceptan el riesgo como parte de su vida. No es algo que asociarías a un técnico o al personal de mantenimiento.

No cabe duda; a pesar de que el mundo parece irse al caño, la humanidad sigue haciendo cosas que me regresan la fe.

Me gustaría que este tipo de actos fueran más seguidos y no sólo en grandes desastres. El mundo podría cambiar mucho si tuviéramos un pequeño acto de “heroísmo” pequeño para los demás.

No es necesario ser un boy scout para esto. Creo que solo con la cortesía, que es algo que cada vez desaparece más, podríamos hacer un mejor lugar.

Solo con un saludo, una sonrisa o un pequeño acto desinteresado.

Espero que estos hombres salgan bien librados; las personas con ese tipo de espíritu no abundan…

jueves, 17 de marzo de 2011

La Magia de la Música

¿Qué tiene que ver la música con actitud, ganar dinero o cualquier otra cosa? En parte es importante porque es lo que le da el “sabor” a las películas y novelas. ¿Una película de miedo sin una música tétrica? O sea…

Sin embargo, la música no solo te sirve para ambientar películas o no aburrirte mientras esperas en el tráfico o la oficina.

Hay piezas musicales que nos dejan marcas. Aún el día de hoy no puedo evitar que se me enchine la piel al escuchar la introducción de Star Wars. Me lleva a cuando tenía 8 años y vi en el cine lo que fue, para muchos de nosotros, la serie que nos hizo soñar con el espacio y más allá.

También he de decir que hay música que prácticamente me pone un nudo en la garganta, como “Cuando un amigo se va”, de Alberto Cortez, que me lleva a la muerte de mi padre o “Stranded”, de Heart, que me pone frente a la chica que me botó por otro.

¿Y qué decir de las canciones de Vicente Fernández que nos hacen cantar en las borracheras?

Si te pones a pensar un poco, verás que hay música que te despierta “algo”. Ese “algo” puede ser muchas cosas o una sola pero, a veces, hasta cambia tu actitud.

Hay música que nos pone a bailar y nos alegra el día aunque esté lloviendo. Hay música que nos hace reír, llorar o nos pone de malas.

En estos días en que hasta las plumas pueden tocar música, prepárate una recopilación de música que “te prenda”. No que te entretenga o te distraiga sino alguna pieza musical que te haga pensar en que puedes hacer lo que sea.

Sí, seguramente la tienes, aunque tal vez no te has dado cuenta. ¿Será la música de Rocky? ¿O “Buenos días Señor Sol” de Juan Gabriel? Solo tú puedes saberlo.

Cada que tu actitud esté sufriendo un poco y que no estés de mucho humor para nada, ponte los audífonos y disfruta de un par de canciones que carguen tus baterías.

Parece que no, pero estudios dicen que hasta las plantas crecen mejor con música. ¿Qué mejor remedio para tu actitud?


miércoles, 16 de marzo de 2011

¿Convencimiento o Inercia?

Una de las cosas que normalmente acompañan un emprendimiento es el entusiasmo. La idea de iniciar algo nuevo, un negocio, un empleo o una clase de baile, nos llena de expectativas y no podemos esperar para empezar.

Sin embargo, como ya he comentado en otras ocasiones, el entusiasmo se puede enfriar rápidamente si no obtienes resultados rápidos.

Aunque mucha gente pierde el entusiasmo y deja todo, otras personas continúan haciendo lo que tienen que hacer, perseverando en su intento de lograr la meta.

Cualquier persona que se mantenga firme y decida seguir sus objetivos es digna del éxito, pero hay una diferencia que puede significar mucho: trabajar por inercia o por convencimiento.

Quién trabaja por inercia lo hace solo por seguir. Tal vez no quiere que se le catalogue como alguien que se da por vencido o porque ya invirtió mucho o para que “no digan…”.

No es precisamente la mejor de las opciones pero bueno, tú puedes lograr el éxito si la inercia es lo suficientemente duradera como para llevarte hasta tu meta.

Por desgracia, raramente lo es. Quién trabaja por inercia lo hace sin muchas ganas y sin esperar mucho a cambio.

Así como alguien que barre la acera de su casa sabiendo que mañana estará llena de hojas otra vez pero, ¿qué se le va a hacer?

Por otro lado, quien está convencido de que lo que hace logrará su objetivo ve el mundo de forma distinta.

Todas las actividades tienen un logro y espera realmente que las cosas salgan bien. Conforme pasa el tiempo sabe que se acerca a su meta.

Un maratonista puede correr durante horas y no dudo que algún momento le den ganas de sentarse en una banca y mandar todo al diablo. Sin embargo, sabe que si con cada paso se acerca a la meta. No hay duda; de hecho es físicamente imposible ir hacia atrás cuando das un paso hacia adelante.

Las cosas pueden tardar pero si te convences de algo todo es mucho más fácil.

Así que la pregunta es: ¿trabajas por inercia o convencimiento?

martes, 15 de marzo de 2011

Aprender a dejar ir

He conocido mucha gente en mi vida y cada quién tiene sus cosas buenas y malas, pero hay algunos que tienen una memoria para guardar rencores que hasta podría estar en un concurso.

El más largo ha sido uno que todavía se enoja cuando recuerda cómo su hermano se aprovechaba de él cuando tenía 6 años. Estamos hablando de más de 30 años de rencor.

¿Cómo puede alguien vivir así? Claro que hay cosas que valen la pena recordarse, buenas y malas. Sin embargo, he visto que la mayoría de la gente parece disfrutar haciendo listas de rencores por puras mensadas.

Una vez que no le pagaron la entrada al cine, cuando al novio se le olvidó un cumpleaños, los amigos que no se dieron cuenta de que tenía una nueva camiseta… Y ponen más empeño en recordar esas cosas que en estudiar para un examen.

No cabe duda que los humanos somos seres realmente excepcionales para las cosas inútiles. Aunque guardar rencores no es bueno, a veces realmente causa problemas.

Hay ocasiones en que tener rencor contra algo o alguien realmente te detiene para hacer algo, como quién no pide un préstamo al banco porque el gerente le dio una patada en el trasero cuando tenían 7 años o quien no renta un local muy ventajoso solo porque el dueño estacionó mal su coche en una ocasión.

Aunque no diga que perdones y dejes ir todo lo que te hagan, sí conviene que te preguntes si realmente vale la pena estar con ese rencor. Tal vez te des cuenta de que, en realidad, no es nada.

Todos podemos controlar lo que pensamos y tal vez sea hora de comenzar a controlar lo que tu cabeza guarda. Deja las listas de rencores. Aprende a dejar ir.

A veces las cosas salen mal y a veces te topas con gente mendiga. Esto pasará siempre. Sin embargo, no hay que dejar que te afecte más de lo que realmente vale la pena.

domingo, 13 de marzo de 2011

La magia de la creatividad

En cuanto llegué de un viaje mi hija me dijo que la ayudara a hacer una silla para masajes. Aunque me explicó más o menos cómo le iba a hacer para hacer el mecanismo que te daría masajes automáticamente, no lo entendí en principio.

Después de terminar el armazón de una silla común, comenzó el problema de poner en acción lo que tenía en la mente. Obviamente no había manera de hacerlo exactamente como lo había pensado, pero cada cosa que aparecía tenía una solución en su cabeza.

Mientras la veía sacar conclusiones rápidas y hacer inventos mentalmente, recordé a todos los que he visto en mi vida que simplemente dejan las cosas al primer obstáculo, yo incluido.

De niño parece que nada es imposible y que no importa que tan difícil parezca, tú podrás hacerlo. Cuando crecemos este espíritu realmente se empieza a perder.

¿Cuántas veces has dejado algo porque se veía muy fácil pero realmente no lo es? Hay que volver a ser como los niños y sacar soluciones, aún descabelladas, sin dejar de pensar que es posible acabar lo que queremos, solo necesitamos un poco más.

Al final terminamos una silla que, si bien no funcionaba como ella quería, al menos te daba cosquillas cada que la encendías. Este primer intento no la detuvo; ya está pensando en que más ponerle.

Tal vez termine por ser una silla más en la casa o pueda realmente dar masajes. Muchos dirán que no funciona y que es perder el tiempo. Ella no. Sigue pensando en qué le falta a su silla para que haga lo que ella quiere.

¿Yo? Le apuesto a ella. Puede que termine, puede que no. Puede que esto solo parezca una pérdida de tiempo pero yo sé que esto no solo despierta su mente sino que la hace creer en que realmente se puede hacer lo que sea.

Por eso envidio a los niños. La palabra imposible no tiene cabida en su mente. Lástima que llena la nuestra.

sábado, 12 de marzo de 2011

Mirando la gente pasar

Hoy me tocó esperar a que llegara una persona para ver unas cosas. Como de costumbre llegué temprano pero mi cita me comentó que se le haría un poco tarde por el tráfico.

Bueno, es común en esta ciudad aunque me dije que, si ya lo sabe, ¿Por qué no se viene más temprano?

En fin, mientras estaba sentado en una banca vi pasar muchísima gente, de todos los géneros, edades, colores y sabores.

Hacía tiempo que no ponía atención, con eso de que ahora todos tenemos celular y dispositivos portátiles.

Ver a tanta gente me recordó como nos afecta la actitud. Vi pasar mujeres realmente hermosas con cara de pocos amigos y revisándose en todos los espejos a ver ti todo estaba todavía en su lugar.

También vi pasar gente con ropa costosa y buenos tenis y con una cara tan larga como un caballo, hablando por teléfono o con sus acompañantes acerca de lo malo que le pasa a diario y lo que le falta todavía.

Al mismo tiempo, venían personas detrás con ropas raídas, arrastrando un carrito usado y recogiendo basura, pero con una sonrisa en la boca y saludando a todos los empleados del estacionamiento.

Podría seguir dando ejemplos pero sería redundar. Muchas personas piensan que con un nuevo automóvil, ropa más cara o el gadget de moda su vida mejorará y por fin volverán a tener la sonrisa que han perdido.

Sentado aquí en la banca, no lo creo. Lo que piensas de ti y de lo que haces es lo que realmente refleja cómo te sientes y también como te ves.

Así que veo pasar gente que internamente tal vez piensa que todos los envidian por lo felices que son sus vidas, pero creo que somos más los que vemos sus muchos problemas reflejados en su cara.

He visto mujeres sin maquillaje salir a recoger el periódico y se ven radiantes. Tipos que van a correr al sol y a pesar del cansancio siguen con la sonrisa en la cara.

Cuando te estén dando ganas de mandar todo al diablo, recuerdo que así es como te sientes y, lo peor de todo, así es como te ves.

Todos los cambios de actitud empiezan contigo. Empieza hoy a cambiar lo que piensas y con eso tu propia imagen.

jueves, 10 de marzo de 2011

Las malas decisiones

Si de algo tenemos mucho que contar son las malas decisiones que hemos tomado a través del tiempo. De hecho, si juntas las decisiones que tomas durante el día, verás que muchas de ellas son malas.

Tal vez con algunas no pase nada, fuera de que te pierdas un programa de televisión o alguien te reclame por haber llegado tarde, pero algunas veces pueden cambiar tu vida.

Y sin embargo, al otro día hay que volver a tomar muchas decisiones, buenas y malas, para poder seguir con la vida. Otra es ser esclavo y que te digan que hacer, pero es ya es un poco raro como para considerarlo.

El chiste es que caminas y siempre tienes decisiones que tomar. Algunas simples y otras difíciles. Todo el día, todos los días.

Es por eso que hay que acostumbrarse a las malas decisiones. Te guste o no, las vas a tener y muchas veces. Nuestra condición de humanos nos hace vulnerables a decidir por flojera, desidia, ego, miedo y otras muchas cosas más que no tienen nada que ver con raciocinio.

Por eso hay que vivir con malas decisiones diarias pero, ya sean de consecuencias insignificantes o que cambien tu vida por completo, es importante aprender de ellas.

Lo primero es aprender a dejar que la cabeza decida en vez de las emociones. Esto es lo que puede costar más trabajo pero al final es lo que más te deja. El hecho de poder analizar fríamente las cosas y tomar el mejor camino, te guste o no, te llevará por menos problemas.

La otra es, aunque pareciera obvio, aprender de la historia. Es increíble como la gente decide y vuelve a decidir lo mismo en las mismas circunstancias, aunque previamente ya lo haya hecho y halla resultado un desastre.

Así hay personas que vuelven a hacer inversiones “infalibles” para ganar mucho dinero o se casen con una pareja muy joven que “no le interesa su dinero” aunque le pidan todos los días.

Dicen que el humano es el único ser que se tropezará con la misma piedra y en realidad parece que es así. Sin embargo, también somos el ser que puede controlar nuestros pensamientos y cambiar con ellos.

Aprende de tus malas decisiones. Son parte de la vida y, aunque parezca increíble, a veces te alegrarás de que te haya pasado por la experiencia y nuevos caminos que se abrirán ante ti.

Eso claro, si aprendes de ellas…

lunes, 7 de marzo de 2011

De la manera en que piensas...

“La diferencia entre el éxito y la mediocridad está en la manera en que piensas”
Dean Francis

Como he comentado mil veces en este blog, la manera en que piensas es prácticamente todo. De ahí deriva tu actitud y hasta tu salud. En cómo ves el mundo está el famoso “secreto” del éxito.

Hay mucha gente que ha tenido éxito arrollador en esta vida, algunos de la noche a la mañana y otros tras años y años de duro esfuerzo. Pueden ser de muchos orígenes y circunstancias distintas, pero todos llevan la semilla del éxito por la manera en que piensan.

Si piensas que te da flojera, que solo hay que salir del paso y que “si ellos hacen como que me pagan, yo hago como que trabajo”, es difícil que vayas a poder salir de esa rutina.

Los logros no comienzan con un trabajo que después termina en grandes cosas: empiezan en la cabeza. Nadie pone tiempo, dinero y esfuerzo “para ver qué pasa”.

Todo sale de un deseo, de un sueño o de una necesidad pero siempre hay un objetivo y éste siempre es el éxito. A menos claro, que conozcas gente que trabaje con la firme intención de fracasar.

La manera en que piensas en este momento dirá que tan buen trabajo harás, no solo para tu patrón, si es que tienes o para tu negocio.

El pensar en grande y ver la manera de conseguir grandes cosas es lo que nos puede hacer muy diferentes a todos y eso es algo que tú puedes controlar, ya que está en tu cabeza.

Así que comienza por pensar distinto. Tal vez al principio se sienta raro y hasta tonto, pero con la práctica puedes lograr controlar tu cerebrito cada vez más.

Los humanos estamos en desventaja frente a casi todos los animales en fuerza, olfato, resistencia y demás. Lo único que nos salva es la mente. Empieza a controlar al tuya.

jueves, 3 de marzo de 2011

Aceptando el fracaso

Entre las muchas cosas que no puedes predecir en este mundo, hay una que prácticamente puedes garantizar: las cosas no siempre van a salir como tú quieres.

Aunque a algunas personas parece que todo les sale como esperaban, aún estas tienen sus cosas que no les salen, no importa que tanto lo intenten.

Para lograr el éxito hay que aprender a levantarse después de caer y aprender de los errores. Eso también es casi una garantía.

Hay personas que se cansan del fracaso y dejan de intentar, pero hay otras que simplemente no aceptan su fracaso y le echan la culpa a otras cosas.

El jefe no los quiere y por eso no ganan más dinero, aunque lleguen tarde casi todos los días y no terminen su trabajo a tiempo. “Es que el mercado está bajo y por eso el negocio no da”, aunque abran a medio día y tengan un pésimo servicio al cliente.

Para poder aprender las valiosas lecciones que te da la vida, tienes que aceptar el fracaso. Las excusas tienen una función: quitarte la sensación de haber perdido y que no sea tu culpa.

Es algo así como chuparte el dedo inmediatamente después de quemarte. Proporciona un alivio inmediato aunque ilusorio.

Si tuviste la culpa de que las cosas salieran mal hay que aceptarla, no para mostrar valor ni para regodearte en el mal sabor de boca de perder, sino para lo más importante de todo: aprender.

Cuando aceptas objetivamente tus errores, ya que se te pasa la sensación (nada agradable, por cierto) de haberla regado, puedes ver que fue lo que hiciste mal y no repetirlo para la siguiente.
Solo con hacer esto estarás realmente en el camino hacia el éxito y no en el círculo vicioso en el que muchas personas viven.

Aceptar lo que hacemos es fácil cuando ganamos, pero también hay que aprender a disfrutarlo cuando perdemos y aceptar las enseñanzas que nosotros mismos nos damos.

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miércoles, 2 de marzo de 2011

A veces las cosas simplemente parecen no tener remedio. Hay recortes en las empresas, accidentes, emergencias que no puedes afrontar, tu pareja te deja y un pájaro hace su gracia sobre tu ropa nueva cuando vas a una entrevista de trabajo.

Prácticamente todos hemos tenido “uno de esos días”, aunque a veces parecen “una de esas semanas” o “uno de esos años”.

Con tantas cosas malas pasando, ¿no es normal pensar que de plano ya no hay remedio?
El problema es que esta condición puede realmente paralizarte por completo. En cierta manera es de esperarse.

En este mundo hay mucha gente que se ha esforzado mucho para lograr algo más de lo que tiene. Busca ganar más dinero, busca pareja, busca un mejor trabajo, etc., pero pasa el tiempo y no logra nada.

A veces te esfuerzas más que todos, haces hasta lo imposible y de todos modos recibes otra decepción. Con este patrón es prácticamente seguro el llegar a decir que ya no hay nada que hacer.

Sin embargo, sí hay mucho que hacer. Tal vez no has utilizado la mentalidad adecuada. Tal vez no sabías algo que ya sabes o, incluso, no tenías la tecnología que hay ahora.

Claro que si has aprendido que “ya no hay remedio”, tratar de nuevo puede ser difícil. A nadie le gusta el fracaso y a nadie le gusta batallar.

Sin embargo, siempre tienes la opción de tratar de nuevo. Si haces las cosas distintas es posible que puedas lograr el éxito o tal vez encuentres otra forma de cómo no hacer las cosas, pero al menos estarás en el camino.

Decidir que ya no hay remedio es darse por vencido. Gran parte de las cosas tienen remedio y es parte de nuestra naturaleza el seguir buscando.

Es triste que nuestra sociedad nos enseñe que el fracaso es malo y nos termine quitando las ganas de tratar. Si estás en este punto, sí hay remedio y está en ti: solo hay que tratar una vez más.

Quién sabe; a lo mejor en esta ocasión te toca ganar…

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martes, 1 de marzo de 2011

El Gran Salto Adelante

“No hay un salto gigante que lo haga todo. Son un montón de pequeños pasos.”
Peter A. Cohen

Hace muchos años leí que un país estaba a punto de dar esa “gran salto adelante” y ponerse a la par con las demás naciones. Ajá… esas frases apantallan pero difícilmente dicen algo real.

Lo malo de esto es que muchas personas están seguras de que pronto darán “su gran salto adelante” y ganarán más dinero, tendrán un mejor trabajo, comprarán un mejor carro y una gran cantidad de cosas.

Ese gran salto puede ser terminar una carrera, conseguir un préstamo, conseguir un aumento de sueldo o muchas otras cosas. Y, mientras esperan el gran momento, muchos se quedan estáticos y no dan ni un solo paso.

Ojalá todo fuera como decidirse y dar un brinco, aunque sea largo y tome mucho trabajo. La realidad es que es más fácil y a la vez más difícil.

Fácil porque todo éxito proviene de pequeños logros que, sumados, dan un gran total.

Difícil porque, irónicamente, los pequeños pasos (que son los fáciles) son los más difíciles de dar.

La razón es que, para que se sumen todos esos pasos, se requiere constancia y esto es algo con lo que los humanos tenemos problemas casi siempre.

Todo mundo puede empezar y dar sus pequeños pasos diarios durante un tiempo, pero la gran mayoría se cansa y después de un rato deja de andar, ¿para qué estar dando pasitos si después puedes dar el gran salto?

Los grandes saltos son para las olimpiadas. Para lograr tus metas de trabajo, dinero o independencia, vas a tener que sumar todos esos pequeños pasos.

Así que si no has caminado hoy, todavía tienes tiempo. Recuerda eso que quieres y no esperes el gran salto: da un paso el día de hoy. Si mañana haces lo mismo, dentro de un tiempo podrás ver la suma de todos tus pequeños logros.

Si eres constante, en poco tiempo estarás más lejos que si hubieras dado tu súper salto.

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