martes, 2 de noviembre de 2010

¿Que Sueño Estás Persiguiendo?

Una de las cosas que haces todos los días es seguir tus metas. Cada día que vas a trabajar o a estudiar te acerca a algo que quieres lograr.

Al menos eso es lo que debería ser para todos. ¿Qué puede ser mejor motivador que el lograr un sueño o meta que siempre has querido?

Sin embargo, a veces esto solo lleva a amargura, frustración y la sensación de estar perdiendo el tiempo.

Si te sientes así, tal vez no estás siguiendo la meta correcta.

¿Y esto que quiere decir? Básicamente que no vas detrás de lo que realmente quieres. Por ejemplo, Juan M. entró a trabajar como abogado a una firma privada, a pesar de que siempre quiso participar en causas ambientales.

Aunque tuvo oportunidad de entrar a organizaciones ambientales, el dinero no era suficiente como para solo dedicarse a eso.

Así que todos los días va a trabajar a su firma privada. Gana buen dinero pero preferiría poder estar haciendo otra cosa.

Aquí las circunstancias dictan lo que vas a tener que hacer. Ni modo, a veces quisiéramos tener algo mejor, pero hay que hacerse responsable de los hijos, la casa, las deudas y otras cosas.

Otra más: Martha L, a pesar de tener grandes aptitudes para el baile y haber estudiado durante años, termina la carrera de administración de empresas y entra a trabajar para conocer el negocio de la familia, que eventualmente quedará a su cargo.

Aunque no puede quejarse de cómo le va, preferiría estar haciendo audiciones y bailando profesionalmente. Yo la he visto bailar y es realmente muy buena.

¿Qué metas estás persiguiendo? ¿Las que te dictan las circunstancias, las que los demás quieren para ti o el sueño que siempre has tenido?

Algunas de nuestras malas actitudes vienen por no estar detrás de lo que realmente quisiéramos.

Así que si no estás siguiendo tus metas, primero fíjate porqué y después traza un plan para casar tus metas con las que ya estás siguiendo. Suena difícil, pero es más simple de lo que parece.

Solo hay que tener prioridades y pensar un poco en ti. Sí, hay que considerar a los demás pero, si no nos consideramos un poco nosotros, ¿Con qué ganas vamos a hacer lo que hay que hacer?

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