sábado, 18 de agosto de 2012

Culpen al rico

Si algo nunca ha pasado de moda en el mundo es echarle la culpa a alguien más.

Aunque hay un montón de teorías, todas entretenidas, acerca de esto, conforme conozco más gente, parecería que la mejor de todas es la teoría Eureka, que dice que el lenguaje fue inventado conscientemente.

¿Para mejorar la comunicación con los humanos, hablar con la divinidad o dejar de parecer changos sin pelo? Todo eso suena más trascendental que decir que se inventó para poder decir “Yo no fui” de una manera inteligible para los que se preguntaban qué pasó con el racimo de plátanos que habían traído el día anterior.

Pero “Yo no fui” no parecía suficiente: había que canalizar la ira de los demás lo más lejos posible. Primero era fácil echarle la culpa al primo Unga-Unga, pero el sentimiento de culpa, que ya venía arraigado, hizo más productivo echarle la culpa a alguien que la pudiera acaparar más fácilmente: el cavernícola más rico.

Tal vez no tenía acciones o yates pero tenía pieles y mujeres, lo que los demás no tenían. Siguiente esta línea de pensamiento, es fácil odiarlo y esperar que muera pronto para administrar sus bienes.

Eso parece no haber cambiado. Por todos lados escucho a todo mundo quejarse de “los empresarios”, de la avaricia de “los ricos” y del ansia de poder de “los corporativos”.

No voy a negar que existen muchos que tienen todo el potencial para ser Scrooge en la siguiente representación del cuento de navidad de Dickens, muchos de los que he conocido son personas básicamente honradas y que se preocupan por los demás.

Todos podrán ser muy diferentes pero tienen algo en común: trabajan mucho más que los demás, ya sea para su empresa o para educarse.

¿Cuál es el estereotipo del empresario rico? Un tipo malhumorado, que siempre está en la oficina, en reuniones de negocios y que no le hace caso a su familia por su obsesión de acumular dinero. Es probable que esté gordo, que no goce de buena salud y que muera prematuramente de un infarto, para beneplácito de los muchos que no lo quieren.

¿Cuál es el estereotipo del que “no le interesa el dinero”? Trabaja menos, está más tiempo en su casa y muere feliz, rodeado del amor familiar y las deudas.

Hay algunas cosas que tienen en común (como la muerte) pero la diferencia más importante está en el trabajo.

¿Le has echado la culpa a los ricos desde tu sofá mientras te tomas unas cervezas viendo el partido de fútbol como muchos otros? Tal vez no te escuchen porque están trabajando o aprendiendo algo más.

Es fácil odiar al que tiene más que nosotros. A veces quieren darle tinte social y político, pero muchas veces es solamente envidia y no de la buena.

Hay algunas personas que sí trabajan más, que sí estudian más y que sí se esfuerzan más y algún mendigo los explota, pero eso es para otra entrada. Las que sí sobran son las que le echan la culpa a todos los demás, mientras se acaban el resto del salario en otro six de cervezas.

Si haces todo lo que tienes que hacer para lograr el éxito y no lo obtienes, tal vez se deba a que alguien realmente está conspirando contra ti. Como ya dije, hay corporaciones ratas y jefes explotadores.

Pero si tus quejas se hacen desde el sofá, después de unas cervezas y viendo una pantalla plana que vas a tardar 4 años en pagar, tal vez estás utilizando el lenguaje para lo que se ha usado desde su invención: para decir “Yo no fui”. Y esa excusa te la das a ti.

Claro que pueda estar totalmente mal, pero en varias décadas los Illuminati no han dominado el mundo, los corporativos no han impuesto un orden mundial y hay personas sin mucha educación, influencias o ascendencia que logran el éxito económico a base de creatividad, esfuerzo y disciplina.

Y muchos logran éxitos memorables. ¿O también eso es una conspiración?

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