sábado, 14 de enero de 2012

¿Cómo van tus propósitos del 2012?

Y van las primeras dos semanas del 2012. 14 días han pasado desde que entramos en el año nuevo y, si seguimos las estadísticas, hoy es el día en que terminaste de olvidar, postergar o mandar por un tubo los propósitos de año nuevo.

Si es así, no te sientas mal; la gran mayoría los dejó desde los primeros días y muchos habían celebrado tanto que no los recordaban al siguiente día.

Aunque esto sea la regla para la mayoría de la gente, hay que recordar que quienes logran mejores cosas no siguen lo que hace la mayoría.

Y es que, para tener éxito en lo que estás buscando, un negocio, ganar más dinero, ayudar a los ancianos, tocar un instrumento, etc., vas a necesitar lo que a nadie le gusta y que todos evitamos: trabajo.

Lo que más pega en éste mundo son los remedios rápidos para lograr cualquier cosa.

¿Tienes sobrepeso? No es necesario hacer esas odiosas dietas ni matarte haciendo ejercicio: tómate esta pastillita o compra tal aparato y estarás bien.

¿No ganas suficiente dinero? No hay problema, no necesitas mejorar en tu trabajo ni aprender nada nuevo, solo compra éste amuleto o unos videos y siéntate a ver los resultados.

El problema con estas cosas es que, la gran mayoría, parecen no funcionar en absoluto. La gente sigue gorda, pobre, con mala condición física y con mayores problemas emocionales.

Y lo chistoso es que los humanos no hemos cambiado casi nada desde que aparecimos en el planeta; básicamente, seguimos siendo los mismos.

El asunto es que nuestro comportamiento ha cambiado. Del chango que tenía que trabajar y buscar alimento todos los días, cuidarse de los predadores y proteger su grupo, hemos pasado a ser una bola de seres obesos, flojos y centrados en nosotros mismos.

Y eso es y ha sido, siempre, cuestión de actitud. Con algunas pocas excepciones, nosotros decidimos estar en donde estamos y ser lo que somos.

Si ya olvidaste todos tus propósitos de año nuevo, está bien, no serías la primera persona. Pero no necesitas un 31 de diciembre para empezar a cambiar.

Los grandes cambios siempre empiezan con algunos pequeños, así que empieza por esos. Tal vez subiendo la escalera en vez de tomar el elevador, ahorrando lo que cuesta un refresco al día o leyendo un par de páginas de un libro de manejo del dinero.

Esa decisión solo la puedes tomar tú y hacer con ella algo en tu vida.

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