miércoles, 18 de enero de 2012

Lo que hay que dejar atrás


Para cambiar y mejorar tu vida se necesitan muchas cosas. Motivación, un plan, metas y un montón de cosas más que te lleven por el buen camino son lo más obvio y, por lo tanto, en lo que todo mundo se concentra.

Aunque darle prioridad a esto es de esperarse y es un buen plan, pero a la larga no es suficiente; hay que poner atención a un detalle que a veces olvidamos: lo que hay que dejar atrás.

Cuando decides, por ejemplo, ponerte a correr todos los días, necesitas levantarte, sacudirte la flojera y dar esas vueltas al parque o el tiempo en la caminadora, tienes que hacer algunos cambios.

Para eso necesitas darle una sacudida a tu fuerza de voluntad para que no te deje dejar atrás tu propósito.

Además de eso, hay que aguantar el dolorcito en los músculos durante los primeros días, el cansancio que vas a sentir y las ganas de mandar todo al diablo y sentarte a ver la tele.

Lo bueno es que con el tiempo todos estos síntomas y malestares se van, dejando el hábito de correr y los beneficios que eso implica para tu salud, condición, imagen, etc.

Solo que aquí olvidas algo: lo que tuviste que dejar para empezar a correr.

Tal vez fue una hora más de sueño o un programa de TV, aunque también puede ser un tiempo que pasabas con algunos amigos o hablando por teléfono.

Y es aquí donde a veces las voluntades flaquean, no porque falte el ánimo o la voluntad, sino porque no podemos dejar atrás lo que antes hacíamos.

Dejar de ver TV o dormir un poco menos no es mucho problema si realmente tienes ganas de lograr algo pero, ¿qué pasa cuando tus amigos te reclaman el tiempo que no estás pasando con ellos?

No quiero decir con esto que decidas quedarte sin amigos, pero hay que recordar que a veces tenemos que dejarlos ir, si no van a caminar con nosotros.

Tengo grandes amigos de la infancia que veo muy de vez en cuando y disfruto de su compañía, pero ellos son doctores, licenciados, contadores o alguna otra carrera que nada tiene que ver con la ingeniería, que es la mía.

Podemos seguir siendo amigos pero ambos entendemos que no caminaremos juntos siempre. Cada quién ha dejado ir al otro para poder perseguir sus sueños.

Esto puede ser lo más difícil pero es también necesario. ¿Ya lo hiciste?

No hay comentarios:

Publicar un comentario