viernes, 8 de octubre de 2010

Yo Tengo La Culpa

Si para algo somos buenos, es para echarle la culpa a alguien más. Es rara la persona que acepta sus circunstancias y dice “Esto es culpa mía”.

Normalmente sacamos una gran cantidad de razones, todas ellas lógicas y sustentadas por razonamientos todavía más lógicos e imbatibles.

El poder de la negación es increíble. Hace que cualquier cosa se vuelva otra por completo, no solo para una persona sino para las demás.

De esa manera un drogadicto puede razonar tranquilamente que no tiene un problema y que solo se divierte, un jugador compulsivo se convence de que la suerte “está por llegar” y un padre se dice que su hijo abusivo solo es un incomprendido.

Sin embargo, muy dentro, sabemos que pasa. Por eso reaccionamos de forma violenta cuando alguien trata de tirar nuestro castillo de arena. “¡Mi hijo JAMÁS ha tocado las drogas!”, “¡Yo no tengo problemas con el alcohol” son frases que muchos expresan violentamente cuando son confrontados, probablemente porque saben que el otro tiene razón.

El primer paso para aceptar algo así es aceptar que fuimos NOSOTROS y nadie más, lo que elegimos estar ahí. No fue el gobierno, no fueron los papás, los empresarios ni nadie más.

Cada uno de nosotros, a través de miles de decisiones y actitudes, formamos lo que es nuestra realidad y, lo más importante, cada uno de nosotros permanece en ella porque no queremos salir.

Hay muchas personas con circunstancias mucho peores que las nuestras y que logran hacer mucho más en menos tiempo. Esto no es porque sean mejores, sino porque su actitud es mejor. Todos ellos tienen algo en común: cambiaron su situación ellos mismos.

Así que la próxima vez que te den ganas de echarle la culpa al gobierno por lo mal que están las cosas o que todo sería mejor si hubieras nacido con dinero, piensa en que estás donde estás porque has decidido estar ahí. ¿Qué vas a hacer al respecto?

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