De todos los lamentos que el humano tiene para quejarse de su desgracia, uno de los más utilizados es “Si hubiera sabido…”. Atribuimos a no saber, y a veces es cierto, las diversas desgracias que ocurren todos los días, desde la calle con mucho tráfico hasta la caída de la bolsa.
Cuando algo malo pasa, siempre hay alguien a quien le va bien. Esas personas, que decimos que son suertudas o que tienen pacto con el diablo siempre parecen saber. Aunque a veces sí hay conspiraciones, suerte y pactos con el diablo, la gran mayoría son personas que saben.
Se tomaron su tiempo para estudiar, aprender, practicar y probar. Pagaron el precio en tiempo, dinero y esfuerzo, y se dedican a cosechar los frutos de su dedicación. El talento cuenta, pero el conocimiento siempre ha ganado la batalla, cuando se utiliza correctamente. La humanidad no ha progresado a base de fuerza: lo hizo a base de conocimiento.
Quién sabe lo que hace y aplica sus conocimientos rara vez sale perdiendo y, las pocas veces que le pasa, tiene un plan alternativo o un colchón donde caer. El conocimiento está en todos lados y, hoy más que nunca, lo tenemos al alcance de la mano.
Aún así, los “consultorios” de los lectores de cartas y adivinadores están siempre llenos de personas que quieren atraer dinero, amor o trabajo. Algunos más mendigos hacen “ojo” o les envían maleficios a sus enemigos. ¿Qué no se demostró hace tiempo, con el debido conocimiento, que eso es puro rollo barato?
Tú tienes el saber a tu alcance. Todo lo que vayas a emprender requiere de un conocimiento y tú puedes obtenerlo fácilmente. La pregunta es, ¿lo harás o te ganará la flojera?
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