jueves, 6 de agosto de 2009

¿Realmente Tiene Tanto Poder El Pensamiento?

Sostengo la idea de que, si quieres dejar de ser miserable, puedes hacerlo. No necesitas dinero, buen trabajo y demás cosas para empezar a ser un poco más feliz o para iniciar algo. Claro que los bienes materiales son a todo dar, pero la felicidad y el emprendimiento empiezan por nuestros pensamientos y tienes un total control sobre eso.

Sin embargo, un tipo que leyó la entrada de ayer, "El poder del pensamiento", me dijo que no era cierto; ¿Cómo podías ser feliz o iniciar un negocio con problemas económicos, hijos malcriados o una esposa que te vocifera todo el tiempo? (Vaya… el sí que tiene problemas…). Después de “intercambiar puntos de vista” durante un rato, me dijo que si tenía un ejemplo que darle. De inmediato me vinieron dos a la mente que creo que vale la pena compartir.

Los equipos de fútbol. Durante años he visto gente pelear por su equipo de fútbol. He visto amigos míos defender a su equipo de fútbol con una saña que hasta da risa, especialmente cuando el equipo va mal. Los he visto defender a los jugadores, al técnico, a la directiva y a la camiseta sin dar cuartel. Cuando son equipos que van bien, se entiende, pero, ¿Qué pasa con equipos que llevan años perdiendo y sin lograr nada? ¿Se desaniman? ¡NO! De hecho, contestan a todo el que les pregunta: “Es ahora cuando hay que apoyar más al equipo”.

Y van el domingo al estadio; no con la idea de que van a ver una derrota más, sino con la esperanza y el ánimo de que van a ganar. Se pintan la cara, se ponen la camiseta y van a echar porras. ¿Importa en algo que sea un equipo chafo que no ha podido levantar en toda la temporada? No. ¿Importa que el equipo contra el que van a jugar es el más “fuerte” de toda la división? Tampoco. Ve las entrevistas antes de los partidos: “Vamos a ganar”, “Esta vez sí les vamos a enseñar”. Y entran dando gritos, porras y apoyan al equipo hasta que se acaban los 90 minutos del juego. ¿Alguien puede con ellos? No. Hasta que termina el partido y pierden. Salen cabizbajos, decepcionados y llegan a su casa a comentar todo lo que hicieron mal.

Con esto se acaba el amor por el equipo, ¿no? ¡NO! Al otro día, si voy y me burlo de ellos porque perdió su equipo me encaran, me ven a los ojos fijamente y de dicen, con toda seriedad y seguridad, que el siguiente partido ganarán. Y dicen que no puedes ser firme y tener esperanzas cuando las cosas van mal...

Las religiones. No importa cuál sea tu credo ni lo que pienses de tal o cuál religión. Aunque no puedo hablar con conocimiento de causa de religiones que no conozco, al menos lo que he oído es que la mayoría promocionan un Dios misericordioso que nos quiere, se preocupa por nosotros y quiere que seamos felices.

Y viene la pregunta que muchos hacen: Si hay un Dios que nos quiere tanto, ¿Porqué hay guerras? ¿Porqué hay hambre? ¿Porqué hay gente mala? ¿Porqué los políticos son transas? ¿Porqué no le entiendo a LOST?

Y sin embargo, esa gente no pierde su fe. Sigue rezando y haciendo lo que su religión les pide que hagan y muchos de ellos son felices. Esto lo se de primera mano por familiares, parientes, amigos y extraños. Cada que pasa algo se refugian en su fe y, si les dices que tienes problemas o cosas malas siempre contestan: "Reza y verás que Dios te va a ayudar".


Bien, ¿Qué tiene esto que ver con la felicidad o los negocios? Nada. Con lo que tiene que ver, que es lo más importante, es con la actitud hacia la ellos. Si, como dijo este cuate, tú no pudieras cambiar tu actitud porque tienes problemas, entonces todos los fans del fútbol cambiarían de equipo cada campeonato. La religión no existiría desde que hubo la primera guerra o plaga o terremoto.

¿Porqué podemos tener esperanza y fe en el más allá o en equipo de fútbol balín y no podemos tener esa misma confianza y fe ciega en que podemos triunfar y ser felices? ¿No es tristemente absurdo?

Así que, así como sales al estadio a confiar en que gane tu equipo malo o crees que Dios te va a cuidar, confía de igual manera en que puedes ganar más dinero, poner tu propio negocio o alcanzar la libertad. A fin de cuentas, el equipo de fútbol lo escogiste tú, ¿no? Elige también tener fe en tus metas y en ti. Si hay algo que puedes controlar, son tus pensamientos.

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