jueves, 20 de agosto de 2009

Tú Tienes Opciones

Los insectos son una maravilla desde el punto de vista de la funcionalidad. Tienen un aguante impresionante y pueden hacer grandes obras con todas las comodidades. En el caso de las avispas, inventaron el papel millones de años antes que el hombre y lo utilizan desde entonces.

Una avispa no necesita ir a la escuela de avispas. Nace con todo programado en un cerebro del tamaño de la cabeza de un alfiler. Desde que nace está lista para hacer papel, cumplir con su papel en la colmena, realizar acciones evasivas y picarte si estás dando mucha lata.

Nosotros no. Al nacer lo único que sabemos hacer es lloriquear por comida y evacuar. Pasarán años antes de que podamos hablar y caminar y todavía más antes de que podamos realizar cualquier actividad para la que se necesite pensar.

¿Porqué no somos como las avispas? Naces listo, puedes hacer todo bien desde el primer intento y no necesitas estudiar durante años para saber o practicar otros años para poder lograr hacer algo bien. Si a eso le sumas que podrías picar a alguien por molestarte, pues que a todo dar.

Sin embargo, ésta modalidad de nacer listo lleva una pequeña maldición: las avispas solo pueden ser avispas. No hay manera de enseñarles a hacer nada nuevo y solo sirven para lo que la evolución las ha programado. Podrán ser las mejores avispas del mundo (claro, son avispas), pero no pueden pasar de ahí.

Nosotros, por el contrario, podemos ser lo que queramos. Claro que hay cosas que nunca lograremos hacer por impedimentos físicos o por falta de algo, pero prácticamente todo está a tu alcance, si decides buscarlo.

Un día puedes aprender a hablar inglés, otro a cocinar, a utilizar un nuevo teléfono celular o a cambiar de empleo. El hecho de que hayas trabajado durante años como, digamos, vendedor, no te impide obtener un empleo de administrador; solo necesitas aprender lo que te hace falta.

Al contrario del de la avispa, tu cerebro puede asimilar mil cosas nuevas cada día. Mientras más le metas, más le podrás sacar. Puedes convertirte en lo que quieras cuando quieras, si pagas el precio. Tenemos tantas opciones que a veces hasta es difícil elegir.

Y luego dicen que ya “se les cerraron todas las puertas”. Las avispas solo tienen una opción. Tú tienes opciones ilimitadas. No tendrás aguijón, pero puedes aprender lo que quieras. El lugar en donde estés, cualquiera que este sea, es solo tu lugar porque tú lo elegiste. El día que quieras cambiarlo, solo es cuestión de decidirte. No eres una avispa.

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