jueves, 24 de marzo de 2011

Saliendo de la norma

Una de las cosas que ha impuesto mucho el mundo de hoy es la estandarización. En los estudios, en el trabajo, en los negocios, la norma es precisamente seguir normas.

Estandarizar no tiene nada de malo. Aunque por un lado significa ser igual que los demás, el propósito de la estandarización es que todos sean igual de exitosos.

Aunque la intención es buena, hay cosas que simplemente no funcionan con todas las personas. Cada uno de nosotros es distinto y de cómo utilice sus fortalezas y supla sus debilidades se pueden lograr grandes cosas.

Lo estándar es el trabajo duro. Sin embargo, hay personas que son flojas y precisamente su flojera les hace inventar cosas que les hagan la vida más fácil. No solo logran su objetivo – no trabajar tanto -, sino que además ganan mucho dinero con eso.

Lo estándar es estudiar una carrera y, si es posible, especializarte para ganar más dinero y ser más productivo y necesario. Sin embargo, hay personas que no terminaron de estudiar, pusieron un negocio y son más prósperos, productivos y necesarios que muchos de sus empleados más capaces.

Muchos negocios empiezan mejor con una franquicia. Aunque es más cara, las probabilidades de éxito son mayores, puesto que la franquicia ya pasó por todas las tribulaciones y tiene una serie de normas para evitar problemas.

La ironía del asunto es que las franquicias empezaron con alguien que se salió de la norma. Tal vez no el más inteligente o el más capaz, pero alguien que se detuvo a pensar: “debe haber una manera mejor de hacerlo”.

No está mal que sigas la norma, pero no olvides que el salirse de la norma es lo que te puede dar mejores (o peores) resultados que a los demás.

A fin de cuentas, dicen por ahí, las reglas están para romperse.

No hay comentarios:

Publicar un comentario