domingo, 7 de junio de 2009

Hay Que Dejar El Rebaño

La tristeza por aquellos, que se conforman y callan,
aunque les pongan al cuello, un collar y una campana…
"Quien quiera beber conmigo", Alberto Cortéz

Brincan, brincan los borregos, dentro de un corral,
brincan, brincan los borregos en el mismo lugar…
"Los borregos", Gloria Trevi

El ser humano siempre ha tenido conciencia gregaria; esto es, nos gusta andar en grupo. A diferencia de otros seres, nuestra capacidad de comunicarnos, ponernos de acuerdo y hasta de no coincidir, han hecho que lleguemos a ser la especie dominante en el planeta.

La inteligencia es buena, pero, si no tuviéramos la comunicación, estaríamos a la altura de los simios. Sin embargo, a veces la comodidad del grupo nos convierte en lo que algunos conocemos como “la borregada”. Y no me refiero a un plato típico que se hace con un borrego; me refiero a la costumbre de seguir a todos cuando hacen algo.

Hay ocasiones en que hacemos las cosas únicamente porque los demás las hacen. Esta costumbre del ser humano puede verse muy claramente en los diversos grupos sociales que hay. La forma de hablar, de vestir y de hacer las cosas se define, entre otras cosas, en una región, por lo que puedes ver que todos se visten igual en algún lugar. De hecho, es probable que tú lo hagas.

La comida típica, el lenguaje, el acento y muchas otras cosas te distinguen de los que no están en tu grupo. Eso no solo es normal; es cómodo. Llegar con un grupo de personas que piensan como tú y que comparten tus ideas siempre es más fácil.

El que muchos hagan lo mismo no quiere decir que esté bien; solo hace que muchos estén mal

Sin embargo, ¿que pasa cuando esta ideología no va contigo? Si no piensas como ellos, entonces debes estar mal. Te ven raro. Se burlan de ti o te excluyen. Esto es normal por el hecho de que así es como funcionan las cosas. Los grupos siempre serán de esa manera: si estás en un grupo de nadadores y dejas de nadar, pierdes lo que tenías en común con ellos, aunque compartas el interés.

El problema es que mucha gente hace las cosas “porque los demás lo hacen”. El que muchos hagan lo mismo no quiere decir que esté bien; solo hace que muchos estén mal. Y cuando esto te aleja de tus metas, peor todavía.

Hacer cambios en tu vida va a requerir, a veces, que te alejes del “rebaño”. Caminar solo no es algo muy gratificante, pero a veces es la única forma. Muchos se quedan en lo mismo para no perder su lugar en el grupo. La posibilidad de seguir solo es demasiado para ellos.

Sin embargo, piensa en las recompensas. Si vas a ganar más, aprender más o estar mejor, ¿no vale la pena dejar el grupo? En las pandillas, todos traen tatuajes de cierto tipo y hacen las cosas de cierta manera. ¿La razón? Todos los demás lo hacen.

¿Quieres estar como todos los demás? Puedes seguir su ejemplo. ¿Quieres estar mejor? Probablemente vas a tener que dejar el grupo o, al menos, no seguir todas sus directivas. Una de las maneras de lograr el éxito es tomar responsabilidad de lo que haces. Ya no hagas todo porque “los demás así lo hacen”. Aprende a lograr tus cosas con esfuerzo y pensado, más que solo siguiendo.

Lo bueno es que, eventualmente, encontrarás un grupo adecuado de personas que hacen lo mismo que quieres. ¿Qué mejor que hacer lo que te gusta y tener con quien compartirlo? Mientras lo encuentras, no temas caminar por ti durante un tiempo. Andar solo no es tan malo cuando sabes a donde quieres llegar.

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