miércoles, 6 de mayo de 2009

Aprende A Lidiar Con El Desaliento

Cuando empiezas alguna actividad, tendrás que lidiar con el desaliento. No importa que tanto trates, ni que tan bien hagas las cosas; siempre pasará algo que te haga quedar mal. La idea de que solo tengas éxitos es, a lo mucho, ingenua.

El mundo de los negocios está lleno de personas que dejaron lo que pudo haber sido una gran oportunidad, pero que, después de un tiempo, se les hizo muy difícil. Esa es la razón por la que hay tan pocas personas con dinero y negocios; la gran mayoría prefiere regresar al su círculo de confort.

¿Qué tanto manejas el desaliento? Todos los negocios han empezado con grandes esperanzas, mucho trabajo y, casi siempre, poco dinero. Las primeras semanas hay emoción por las primeras ventas, los pedidos, los clientes y demás. Sin embargo, conforme pasa el tiempo y no se logran las esperadas metas con las que inicias, el desaliento empieza a establecerse.

¿Porqué los demás tienen más? ¿Porqué no vendo? ¿Porqué sigo sin despegar, a pesar de todo mi esfuerzo? Todas estas preguntas son buenas y es de esperarse que las hagas, siempre y cuando te preocupes por sacar las respuestas. El problema es que muchas personas se hacen estas preguntas pero nunca buscan las respuestas. Simplemente las toman como la razón para dejar el negocio y volver a lo que sea que hacían antes.

Aunque hay cosas que nunca vas a poder controlar y otras que no tienen remedio, también hay muchas que solo requieren que las veas detenidamente y que busques alguna solución.

En muchas empresas de manufactura, se pueden lograr grandes ahorros o ganancias simplemente cambiando los procedimientos y los horarios en los que se hacen las cosas. No es necesario cambiar equipo, comprar nuevas máquinas o invertir grandes cantidades.

Así que aprende a lidiar con el desaliento. Busca la solución o encuentra otra forma de hacer las cosas. Si buscas bien, seguramente encontrarás la manera de salir adelante. Dejar tu nueva actividad solo debe ser una opción cuando ya buscaste por todos lados y no hay otra manera.

En estos tiempos en que nada parece ser seguro, hay que buscar la única seguridad con la que puedes contar: la que te puedes dar tú.


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